THE ARMORY SHOW

 It is an honor for Instituto de Visión to share our participation in The Armory Show in New York with the work of Abel Rodríguez – Mogaje Guihu (Cahuinarí River, La Chorrera territory, Amazonas). 

Rodriguez’s work, mainly ink on paper, is characterized by a complex use of different shades of greens and browns, which are part of his memory as a wiseman of the Muinane community. Animals, fruits, water, malocas and fields that appear on his depictions, are all related to the sowing and flooding cycles of his territory. 

His particular style is characterized by the use of transparencies and by a very special way of understanding the pictorial plane, in which sometimes, several focal points coexist, or where the perspective can disappear completely. Through a mechanism of repetition, reminiscent of Pointillism, the leaves of the trees are arranged throughout the composition, where each element is part of a delicate chromatic balance. 

The work of Abel Rodriguez is particularly attractive because it differs from other indigenous practices, since it is nourished by the artist’s personal universe without belonging to a traditional stereotype or a design historically related to a community. In other words, his paintings are based on a work of emotional memory, in which landscapes are created to abstract the laws that govern the ecological balance of the Amazon. 

Es un honor para Instituto de Visión compartir nuestra participación en The Armory Show de Nueva York con la obra de Abel Rodríguez - Mogaje Guihu (Río Cahuinarí, territorio La Chorrera, Amazonas).

La obra de Rodríguez, principalmente tinta sobre papel, se caracteriza por un complejo uso de diferentes tonalidades de verdes y marrones, que forman parte de su memoria como sabio de la comunidad Muinane. Los animales, las frutas, el agua, las malocas y los campos que aparecen en sus representaciones, están todos relacionados con los ciclos de siembra e inundación de su territorio.

Su particular estilo se caracteriza por el uso de transparencias y por una forma muy especial de entender el plano pictórico, en el que a veces, coexisten varios puntos focales, o donde la perspectiva puede desaparecer por completo. Mediante un mecanismo de repetición, que recuerda al puntillismo, las hojas de los árboles se disponen a lo largo de la composición, donde cada elemento forma parte de un delicado equilibrio cromático.

La obra de Abel Rodríguez es especialmente atractiva porque difiere de otras prácticas indígenas, ya que se nutre del universo personal del artista sin pertenecer a un estereotipo tradicional o a un diseño relacionado históricamente con una comunidad. En otras palabras, sus pinturas se basan en un trabajo de memoria emocional, en el que se crean paisajes para abstraer las leyes que rigen el equilibrio ecológico de la Amazonia.