Aycoobo
La obra de Wilson Rodríguez se articula a partir de las enseñanzas de su padre, el maestro Abel Rodríguez Muinane, de su experiencia en el Amazonas y de su particular cosmovisión formada a través de experticias místicas durante el uso de plantas medicinales y sagradas.Para Wilson Rodríguez que ha adquirido sus conocimientos artísticos de una manera empírica, es decir por medio de su experiencia cotidiana, la relación con la naturaleza se manifiesta en su trabajo con la misma fuerza que la imaginación y el universo mítico de su nación.Los dibujos de Wilson son, de muchas maneras, representaciones de las relaciones entre el mundo visible o físico y el mundo invisible que solo se revela en el corazón del artista y a partir del cual puede, entre otras cosas, sanar el cuerpo y el espíritu propio, de los otros y de la comunidad. En esta medida, las obras de Rodríguez, no son dibujos solamente, son mapas cósmicos y polifónicos en los que el artista intenta condensar saberes muy antiguos y pensamientos contemporáneos.De esta manera, nociones como lógica, secuencia, concatenación, son reemplazados por ideas que se conectan más con el universo poético, tales como revelación, sincronía o intuición. Entonces, estos dibujos que parten del interés y necesidad por retratar la naturaleza orgánica, tienden por subvertir los patrones tradicionales de la representación y desembocan en revelaciones alucinógenas que revelan las arquitecturas invisibles de la realidad.En un orden múltiple y que por ende se multiplica, las formas y contenidos de los que se ocupa la obra de Wilson Rodríguez; las figuras, geometrías sencillas y las líneas, se convierten en ponderosas herramientas para una abstracción que no deriva del ejercicio conceptual, sino en cambio, de la sabiduría ancestral.