Mercurio Frente al Sol
“-¿Entonces, amigo mío, siguiendo el ejemplo de los fenicios,
regulabas tu camino de acuerdo con los astros?
No -dijo Menipo- viajé en los mismos astros”[1]
Mercurio frente al sol es el nombre que el artista Giacomo Balla da a una pintura que realizó en 1914, cuando hacía parte del movimiento futurista italiano. El nombre de la pintura alude a un fenómeno astronómico llamado tránsito planetario de Mercurio, en el cual, este planeta pasa frente al sol y puede ser observado desde la tierra, por la particular alineación de los tres astros. Giacomo Balla sabía, que únicamente durante un tránsito planetario se puede percibir el tamaño real de un planeta, a través de la comparación con la visión simultánea del planeta frente al sol, pero esto realmente no fue lo que llamó su atención. Luego de preparar el avistamiento del tránsito de Mercurio, realizó bocetos de dibujos y diferentes pinturas, que partieron del recuerdo de la imagen que había visto a través del telescopio y de los esquemas que trazó del fenómeno celeste.
Instituto de Visión presenta por primera vez en la exposición Mercurio frente al sol, un diverso cuerpo de trabajo, de los artistas Alberto Lezaca y Sebastián Fierro, en donde las obras se configuran a partir del desplazamiento de un soporte material, como el registro fotográfico o la creación de modelos espaciales en cartón, hacia otros soportes, como la pintura, la imagen de síntesis digital y la escultura. La práctica artística de Alberto Lezaca y Sebastián Fierro explora la construcción mental de la realidad, a partir de la observación y experimentación del espacio físico en sus propias prácticas artísticas.
Alberto Lezaca en el proyecto Image-as-Image, toma como referencia una serie de imágenes documentales, que aparecieron en los medios de comunicación impresos en el siglo XX. La fotografía de Ad Reinhardt en su estudio, rodeado de sus pinturas negras, tomada por el fotógrafo John Loengard, para un reportaje en Life Magazine en 1966; una fotografía de 1927 de la puerta construida por Marcel Duchamp en una esquina del interior de su apartamento en París, que tenía la función de abrir y cerrar al mismo tiempo dos habitaciones diferentes; el registro fotográfico de la habitación del velorio de Kazimir Malevich en 1935, donde el cuadro negro fue colgado sobre su lecho de muerte, junto a otras de sus pinturas dispuestas alrededor de la habitación; una fotografía de Giccomo Balla en su estudio en 1948, sosteniendo la pintura llamada Fallimento (Bancarrota), en la que había pintado en 1902, años antes de formar parte del movimiento futurista, la puerta cerrada de un local en quiebra abandonado; y entre otros registros documentales, una fotografía de Mark Rothko en su taller en 1964, preparando una pintura para La Capilla de Houston, en la enorme bodega donde había funcionado un antiguo garaje de coches jalados por caballos, y que actualmente es un salón de té japonés, de cuatro espacios rodeados por la reconstrucción de un jardín tradicional japonés en el interior del edificio.
Las fotografías documentales originalmente aparecidas en periódicos y revistas son tomadas por Alberto Lezaca de internet y son reconstruidas en un programa de modelado 3d. A pesar de crear una imagen a partir de procesos de graficación por computador, que podrían ser una imagen hiper-real, que replica la materialidad física del espacio y los objetos; en realidad, son imágenes creadas como una suerte de escenas prototipo, una simulación del medio fotográfico, de una proyección arquitectónica, una síntesis de las formas, los materiales y el espacio original.
La realidad de los archivos históricos se transfigura en una suerte de recuerdo reconstruido, imágenes evidentemente simuladas, donde los espacios reales ya no contienen la presencia de los artistas que lo ocupaban. Un movimiento inverso, en el que las imágenes aparecen como un modelo esquemático. Una imagen que se proyecta en un espacio mental, donde apenas se dibujan los esquemas de las obras contenidas en el espacio original.
A. Lezaca reconstruye éstas fotografías y crea nuevas imágenes, tratando de revelar la «imagen» que se encuentra detrás de estos archivos históricos. De acuerdo con Alberto Lezaca, este proyecto es un ejercicio de reconstrucción de la memoria, «Creo que la historia es un dispositivo para crear estructuras mentales (como el lenguaje), y tal vez la historia, es sólo una manera de contar algo que nunca ocurrió». Los documentos fotográficos son despojados de su materialidad, y una nueva realidad se configura a través de la materialización en las imágenes de síntesis.
Los juegos de superposición de diferentes realidades materiales, físicas y virtuales, son también predominantes en las otras piezas que presenta A. Lezaca en la exposición: la pintura Useless painting y las esculturas Grado 0 y Comer comiendo. En estas obras el artista hace una operación inversa a la serie de las piezas de reconstrucción fotográfica. A partir de la creación de espacios virtuales en el programa de modelado tridimensional, crea primero modelos para las pinturas y esculturas que luego va a crear, llevando a cabo una acción que destierra estos modelos del espacio digital al mundo físico, a través de su materialización en la pintura y en la escultura, pero que mantienen la extrañeza de la síntesis del boceto del que parten, imágenes de objetos concretos que buscan que nos olvidemos de su instrumentalidad.
En 1915 luego de algunos meses del avistamiento de la trayectoria de Mercurio, Giacomo Balla escribió junto al futurista Fortunato Depero el manifiesto de la Reconstrucción futurista del universo. Afirmaban «Nosotros, los futuristas Balla y Depero, queremos llevar a cabo esta fusión total, con el fin de reconstruir el universo y alegrarlo, es decir, recreándolo íntegramente. Daremos carne y hueso a lo invisible, a lo impalpable, lo imponderable, a lo imperceptible. Encontraremos equivalentes abstractos de todas las formas y todos los elementos del universo, después los combinaremos según el capricho de nuestra inspiración, para construir conjuntos plásticos que pondremos en movimiento». El sonido nos decían los futuristas, aunque es percibido como invisible, sigue siendo un fenómeno físico y son sus características materiales, las que los futuristas buscan hacer manifiestas. Por ejemplo en cualquier sonido o cualquier “ruido”, veían una abismal fuente plástica, un motor es transfigurado en un “entonador de ruidos”, “una nueva realidad creada con los elementos abstractos del universo”. Marinetti, poeta y autor del Manifiesto Futurista de 1909, describía a los “nuevos conjuntos plásticos” que proponían Balla y Dapero, como una acción total que busca olvidar la conmoción por la perdida de la tradición de la percepción del objeto plástico, – como el paisaje por ejemplo – y potenciar la creación de un nuevo “objeto”, un “conjunto plástico” que diera cuenta de todo, como un nuevo descubrimiento completamente desconocido. Algo que tendría que ser nombrado porque no tiene ningún nombre anterior conocido. “Toda acción que se desarrolla en el espacio, toda emoción vivida, será para nosotros la intuición de un descubrimiento.”
Sebastián Fierro presenta en la exposición una serie de pinturas que parten de un lienzo que nombró igual a la pintura de Balla, Mercurio frente al sol, junto a otras pinturas como Parábola con bodegón junto al sol y Especulando al otro lado de las cosas. Estas pinturas nos invitan a ver un entrecruzamiento de diferentes realidades en el espacio bidimensional de las pintura, a través de operaciones de reunión, sobreposición y excavación de diferentes capas pictóricas que eliminan la realidad espacial de la que surgen. Estas pinturas parten de la construcción de un modelo físico, una caja de cartón en las que ordena y desordena formas geométricas simples del mismo material, como círculos, triángulos y rectángulos. Una disposición de geometrías bidimensionales que luego ilumina buscando diferentes relaciones entre los ángulos de luz y sombras en el modelo contenedor y los objetos (formas) que contiene.
Estas pinturas siguen un método de entorpecimiento de la representación, que busca una dislocación con la “realidad” que observamos. El modelo que construye es un espacio creado a partir de elementos planos que luego son nuevamente introducidos en otro plano, en el espacio pictórico. “Cuando trabajo estoy consciente que la pintura es una gramática, un esquema de pensamiento que propone una superficie plana y contenida, una superficie limitada que presenta una experiencia vivida, una suma de momentos, todo a la vez. Uso la gramática misma de la pintura como sujetos, como actores mismos que reflexionan sus mismas limitaciones. Ahí es donde ubico el poder metafórico de la pintura. Una superficie plana es la suma de muchos planos que sugieren y niegan espacio a la vez, los objetos dentro del espacio son contenidos y contenedores, generadores y receptores de luz a la vez.”
El proceso de su pintura propone una temporalidad no lineal de la suma de planos. Sobrepone capas y recuerdos, o visiones de especulaciones espaciales de los modelos en cartón, a la vez, que escarba en ellas, removiendo fragmentos de capas ya pintadas, buscando descubrir visiones en el tiempo anterior de la propia memoria del material pictórico. La abundancia de capas en su pintura, son una aglomeración de ideas, “unas, encima de otras”, resultado, no de un – más allá – sino de un – mas acá – de la pintura.
Sebastián Fierro utiliza su pintura como un “método” de especulación con la proyección “real” y “falsa” simultánea, del espacio y los cuerpos que lo ocupan. Juega con la idea del artificio de la visión y la comprensión mental de lo que vemos. Reflexiona en el falso intento del pensamiento, de tener una experiencia frente a un motivo. Según S. Fierro: “Todo es una ficción, de igual manera como lo es un paisaje; un paisaje es una imagen, un escape que muestra lo que está distante de nuestro mundo arreglado. Es casi algo nostálgico; si no se tiene una buena vista desde la ventana, lo común es que se remplace eso que hace falta con una representación pictórica de un paisaje: una vista artificial de lo que ya no se ve desde la ventana. Un simulacro remplaza una vista real.” O como propone Alberto Lezaca en las piezas que presenta en la exposición “un simulacro remplaza a un simulacro”.
La exposición Mercurio frente al sol emite señales que tenemos que rastrear no en lo que suponemos podemos saber de ellas, sino escuchando la acústica de la materia y el espacio mental que la construye. A modo de una Imagen -como- Imagen.
Camila Corredor
[1] Jean Baudrillard. El crimen perfecto. Barcelona: Anagrama, 1996
Menipo, filósofo y escritor griego, de origen fenicio, perteneció a la escuela cínica y fue considerado inventor de la sátira que posteriormente llamarían sátira menipea.
did you adjust your journey according to the stars?
No -said Menipo- I travel in those stars "1
Mercury passing before the sun is the name that the artist Giacomo Balla gave to a painting he made in 1914, when he was part of the Italian Futurist movement. The name of the painting alludes to an astronomical phenomenon called Mercury’s planetary transit, in which the planet passes in front of the sun and can be observed from the earth, thanks to the particular alignment of three stars. Giacomo Balla knew that only during a planetary transit, the actual size of a planet can be perceived by the simultaneous view of this planet and the sun, but this is not what caught his attention. After preparing the sighting for the transit of Mercury, he made sketches of drawings and different paintings from the memory of the image he had seen through the telescope and form the diagrams he had drawn of this celestial phenomenon.
Instituto de Vision presents in the exhibition Mercury passing before the sun, a diverse body of work form the artists Alberto Lezaca and Sebastian Fierro, in which the works are constructed from the displacement of a material support, photography or cardboard spatial models, to other media such as painting, digital image synthesis or sculpture. Sebastian Fierro and Alberto Lezaca’s artistic practices explore the mental construction of reality, from the observation and experimentation with physical space in their own artistic practices.
In the project Image-as-Image Alberto Lezaca draws on a series of documentary images that appeared in the twentieth century press. The photograph of Ad Reinhardt in his study, surrounded by his black paintings, taken by photographer John Loengard, for an article in Life Magazine in 1966; a 1927 photograph of the door built by Marcel Duchamp in a corner of his apartment in Paris, which had the function of opening and closing at the same time two different rooms; the photograph of Kazimir Malevich’s wake room in 1935, where the black monochrome was hung over his deathbed, along with other of his paintings arranged around the room; a photograph of Giccomo Balla in his studio in 1948, holding the painting called Fallimento (Bankruptcy), in which he had painted in 1902, years before joining the futurist movement, the closed door of a abandoned bankrupted business; and among other documentary photographs an image of Mark Rothko in his workshop in 1964, preparing a paint for the Houston Chapel, the huge warehouse where he worked was an old carriage garage transformed into a Japanese tearoom of four spaces surrounded by a traditional Japanese garden.
Those documentary photographs, which originally appeared in newspapers and magazines, are reconstructed in a 3D modeling program by Alberto Lezaca. Despite creating an image from computer graphing processes, which could result in a hyper-real image which replicates the physical materiality of space and objects; they are actually images created as sorts of prototype scenes, a simulation of the photographic medium, of architectural projection, a synthesis of forms, materials and original space.
The reality of the historical archives is transformed into a kind of reconstructed memories, obviously simulated images, where real spaces no longer contain the presence of the artists who occupied them. A reverse movement in which the images appear as a schematic model. An image projected on a mental space, where only the outlines of the work contained in the original space are drawn.
A. Lezaca reconstructs these photographs and creates new images, trying to reveal the "image" that lies behind these historical archives. According to Alberto Lezaca, this project is an exercise of reconstruction of memory, "I think the story is a device to create mental structures (such as language), and perhaps history, is only a way to tell something that never occurred". The photographic documents are stripped of their materiality, and a new reality is configured through the materialization of these synthetic images.
The games of overlapping different material realities, physical and virtual, are also prevalent in the other pieces presented by A. Lezaca in the exhibition: in the painting Useless painting and sculptures Eating Grade 0 and Eat Eating. In these works the artist reverses the photographic reconstruction. From the creation of virtual spaces in the program of three-dimensional modeling, he first creates models for future paintings and sculptures, carrying out an action that, through its materialization in painting and sculpture, tears these models from digital space to the physical world, however maintaining the strangeness of the synthesis of sketch from which he departs, images of concrete objects seeking for us to forget their instrumentality.
In 1915, several months after the sighting of Mercury’s trajectory, Giacomo Balla wrote together with Fortunato Depero, the manifesto of the Futurist Reconstruction of the Universe. They claimed: "We, the Futurists Balla and Depero, want to carry out this total fusion in order to reconstruct the universe and cheer it up, that is, re-creating it entirely. We will give flesh and blood to the invisible, the impalpable, the imponderable and the imperceptible. We will find abstract equivalents to all forms and elements of the universe, then we will combine them at the whim of our inspiration, to build plastic constructions that we will put in motion. " The sound, according to the futurists, although perceived as invisible, remains a physical phenomenon and it is its material characteristics that futurists are trying to make visible. In any sound or any "noise", they will see an abysmal plastic source, an engine is transfigured into a " noise toner ", "a new reality created with the abstract elements of the universe". Marinetti, poet and author of the 1909 Futurist Manifesto, described the "new plastic sets" proposed by Balla and Dapero, as a total action that seeks to forget the shock of the loss of the traditional perception of plastic objects - such as landscape for example - and promote the creation of a new "object," a "plastic assemblage" that would account for all, like a new discovery completely unknown. Something new that will have to be named. "Any action that takes place in space, every emotion felt, will be for us the intuition of a discovery."
Sebastián Fierro presents in the exhibition a series of paintings that are based on a work named as Balla’s painting, Mercury passing before the sun, along with other paintings such as Parabola with still life by the sun and Speculating on the other side of things. These paintings invite us to see different realities intersecting in the two-dimensional space of the painting; through the assemblage, overlay and excavation of different pictorial layers, the spatial reality they arise from is eliminated. These paintings are based on the construction of a physical model, a cardboard box in which Fierro plays with simple geometric shapes of the same material. An arrangement of two-dimensional shapes which he then lights up to look for different relationships between the angles of light and shadow, in the container model and in the objects (forms) it contains.
These paintings follow a dulling method of representation, seeking a dislocation with the "reality" we observe. The model is a space created from flat elements, which is then introduced again into another flat surface, the pictorial space. "When I work I am aware that painting is a grammar, a scheme of thought that proposes a flat and contained surface, a limited surface that presents a living experience, a sum of moments, all at once. I use the same grammar of painting as subject, as actors who reflect on their own limitations. That is where I place the metaphorical power of painting. A flat surface is the sum of many planes that simultaneously suggest and deny space, the objects within that space are contained and containers, both generators and receivers of light. "
The process of Fierro’s painting proposes a nonlinear temporality of the sum of planes. He overlays layers and memories, or visions of cardboard space speculation, while digging inside them, removing fragments of painted layers, seeking to discover visions of the earlier time of their pictorial materiality. The abundance of layers in his paintings are a conglomeration of ideas, "some above others" do not result in a “beyond painting” but in a “within painting”.
Sebastián Fierro used his painting as a "method" of speculation with the "real" and "false” simultaneous projection of space and the bodies that occupy it. He plays with the idea of the artifice of vision and mental understanding of what we see. He reflects on the false attempt of thought to have an experience in front of a motif.
According to S. Fierro: "Everything is a fiction, in the same way as a landscape is; a landscape is an image, a leak that shows what is far from our settled world. It's almost nostalgic; if you do not have a good view from the window, it is common to replace it with a pictorial representation of a landscape: an artificial view of what is no longer visible from the window. A simulation replaces a real view. "Or as Alberto Lezaca proposed in the pieces presented in the exhibition" a simulation replaces a simulation".
Mercury passing before the sun emits signals that we need to track without assuming what we know of them, but listening to the sound of matter and to the mental space that it builds. By way of Image –as- Image.
[1] Jean Baudrillard. El crimen perfecto. Barcelona: Anagrama, 1996