TXT
La exposición “TXT” propone reflexionar sobre las tensiones entre el arte contemporáneo y la tradición textil, así como sobre las implicaciones socio-políticas que rodean el uso del cuerpo y el vestir. Las obras incluidas en la exposición examinan diferentes aspectos de estas tensiones. Además, se presenta el trabajo de Marlene Hoffmann, una colombiana pionera del arte textil que, junto a otras artistas, sentó las bases de un lenguaje que fue clave en la escena artística del país en los años 60 y que influyó en la modernización de Bogotá a través de la arquitectura. Hoffmann luchó por reivindicar las tecnologías campesinas para crear prendas y darles una dimensión estética, cuestionando así nociones patriarcales y obsoletas y generando una discusión que sigue presente en el arte contemporáneo.
Esta tercera semana de noviembre se publicó en la prensa la macabra noticia de que una diseñadora de ropa de lujo francesa, no solo ha copiado los patrones tradicionalmente usados en los tejidos de las comunidades sobrevivientes de Oaxaca México, sino que los ha patentado a su nombre.
Si esto fuese cierto, implicaría que cada vez que un indígena quiera hacer su prenda tradicional de vestir, debe pagar a la marca de la diseñadora un derecho que le permite legalmente usar un conocimiento que le ha pertenecido desde siempre y que le ha sido otorgado por sus mismos Dioses.
A partir de esta posible jugarreta*, que evidencia el alcance de la violencia post colonial, TXT propone observar las posibles tensiones entre la producción de arte contemporáneo y la tradición textil, sin dejar de lado las implicaciones socio-políticas que rodean asuntos como el uso del cuerpo y el vestir.
A través de las obras que conforman esta exposición** buscamos examinar diferentes aspectos de las mencionadas tensiones. Por ejemplo, la obra de Aurora Pellizzi, artista mexicana que se ha dedicado a investigar la tradición del tejido en Meso América y Marruecos, explora por un lado, la relación semiótica entre texto y textil y por otro, el uso de los materiales urdidos como el fieltro en la construcción de una tradición conceptual en el arte. La pieza TXT da nombre a esta muestra precisamente porque evidencia la estrecha relación entre la manera cómo se manifiesta el lenguaje y la forma del tejido.
Desde las investigaciones del programa Visionarios, ha sido un gusto encontrar el trabajo de Marlene Hoffmann, colombiana precursora del arte textil quien junto a Olga de Amaral, Gabriela Samper de Bermúdez, entre otras***, sentó las bases de un lenguaje que por mucho tiempo fue un eje en la escena artística nacional, y que de la mano de la arquitectura hizo parte del proceso intelectual que modernizó Bogotá y la forma de habitarla.
El trabajo de Marlene es de gran importancia pues reivindicó, dentro de las élites locales de los años 60, las tecnologías campesinas para crear prendas como ruanas o túnicas, y así consiguió dar una dimensión estética a productos que debido al pensamiento colonial, estaban relegados para quienes (supuestamente) no tenían acceso a la cultura; es decir los indígenas, negros, campesinos y obreros.
Precisamente por la sutileza de su arte y la fuerza de sus acciones, Hoffmann puso en tela de juicio nociones patriarcales y obsoletas, y generó una discusión que sigue latente en el arte contemporáneo. Sin embargo, su legado ha sido dejado de lado de la misma manera que el arte se alejó de lo textil al punto que el departamento de Textiles de la Universidad de los Andes se convirtió en la facultad de Artes en los años 70.
La ciudad podría ser entendida como una gran tejido en el que las nociones de verticalidad y horizontalidad generan una geografía en coordenadas que le permite ser fácilmente recorrida y habitada. En el campo de lo simbólico, también puede ser percibida como un gran telar en el que múltiples capas de conocimientos, saberes y necesidades dan forma a la identidad de la ciudad. La obra de Pia Camil Túnica para Mujer, parte de la observación de un fenómeno estético en México DF donde se llaman espectaculares a los avisos publicitarios de gran formato que coronan los edificios.
Cuando caduca el contrato con un producto específico, el espectacular, que está construido a partir de paneles, es desfigurado y de esta manera genera una nueva imagen que semeja la pinturas típicas de la abstracción moderna mexicana.
A partir de este juego, Camil compone un performance en el que su pintura (que copia esta nueva imagen, pero realizada con técnicas artesanales de teñido en tela) se convierte en traje y así crea un nuevo nivel de sentido en el que la ciudad se trasvierte para generar una acción que la pone en escena.
Villa Jaragua de Engel Leonardo es una serie de vestidos creados a partir de viajes de investigación y documentación de arquitectura vernácula en las comunidades de La Otra Banda y Villa Jaragua, localizadas en el extremo este y el extremo oeste de la República Dominicana. Estas piezas desplazan los elementos arquitectónicos, compositivos, formales y cromáticos de la madera a la tela, una nueva propuesta de indumentaria que permite vestir la arquitectura popular.
Hay una amplia discusión acerca del carácter del arte textil, incluso se duda si es en realidad un arte, o si pertenece más bien a la esfera de la artesanía. Esta es una discusión muy interesante pues cuestiona pre-supuestos históricos como la idea de una arte elevado, o cuestiona la participación del trabajo manual dentro de la construcción de la idea de cultura. El trabajo de Edgar Orlaineta alimenta esta discusión con la obra El dibujante que gira alrededor de una camisa hecha con los trapos de pintar de su estudio a los que les estampa el patrón de Lusting. Para Orlaineta esta pieza compuesta por varios elementos, funciona como homenaje a quienes utilizan herramientas (como extensiones de su cuerpo) y uni- formes en su trabajo y al mismo tiempo que exalta las disciplinas que se debaten entre los límites de lo que puede, o no, ser arte como por ejemplo el diseño, el dibujo, la arquitectura, ilustración o la cerámica.
Según Silvia Rivera Cusicanqui, filósofa boliviana, el colonial- ismo patriarcal ha priorizado la producción intelectual y de esta manera ha fundado un sistema de jerarquías en el que el trabajo manual, tradicionalmente realizado por las mujeres, ha quedado relegado****.
Mujeres en Mi de Carolina Caycedo es una pieza que funcio- na como un ritual en el cual la artista invoca y honra la pres- encia femenina en su vida. La pieza es un collage de ropa usada por sus amigas en el que está bordado el nombre de las artistas que más han influenciado su trabajo. En la obra de Caycedo el tejido en relación con el género es muy importante pues a través de esta labor se genera un espacio de poder en el que las mujeres logran intercambiar saberes y comunicar sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Es imposible hablar de arte y textil en Colombia sin mencionar el trabajo de Claudia Hakim y Luz Angela Lizarazo quienes han logrado generar una exitosa sinergia entre un discurso conceptual y el tejido. En el caso de Hakim, su interés es reemplazar las fibras tradicionales de la labor, por materiales reciclados de la industria automotriz aprovechando las geometrías y texturas que forman. Para Lizarazo la labor manual está relacionada con lo femenino y a través del bordado explora diferentes matices de lo erótico, lo biológico y lo sexual. Las redes en el trabajo de Luz Angela generan una tensión especial pues apuntan hacia una potencia menos positiva del tejido.
Bubú Negrón y Alejandro Garcia/Josée Pedneault exploran costumbres tradicionales que giran alrededor del vestido. Negrón se apropia del folclor de Puerto Rico donde se hacen máscaras de coco que evidencian su vínculo con África. Las máscaras son usadas en los carnavales para caracterizar a los Vegigantes personajes fantásticos que con sus cachos ahuyentan a los malos espíritus. La serie de fotografías de la pareja García/Pedneault exalta el poder del disfraz en las celebraciones del norte de México donde los personajes se crean a partir de elementos reciclados del uso cotidiano.
Los dibujos de Laura Laurens nacen de su necesidad de entender el cuerpo y su relación con la ropa. Según la artista/diseñadora: «Nos cubrimos y descubrimos todos los días. Es una acción diaria que a veces pasamos por alto. Como diseñadora de moda me interesa evidenciar, señalar este gesto a través de otro gesto: dibujar. Cuando dibujamos tam- bién cubrimos el papel, ese otro cuerpo». *Aún no se ha probado del todo este enredo, pues en su página de Facebook la diseñadora ha negado las acusaciones, sin embargo ha corrido bastante tinta al respecto. Aquí algunos links que pueden ilustrar mejor el conflicto. Mi opinión? Cuando el río suena…piedras lleva
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