Mercurio Frente al Sol
Instituto de visión presenta por primera vez la exposición Mercurio frente al sol, un cuerpo diverso de trabajo de los artistas Alberto Lezaca y Sebastián Fierro. Las obras se configuran a partir del desplazamiento de un soporte material como el registro fotográfico o la creación de modelos espaciales en cartón hacia otros soportes, como la pintura, la imagen de síntesis digital y la escultura. La práctica artística de Alberto Lezaca y Sebastián Fierro explora la construcción mental de la realidad a partir de la observación y experimentación del espacio físico en sus propias prácticas artísticas.
“-¿Entonces, amigo mío, siguiendo el ejemplo de los fenicios,
regulabas tu camino de acuerdo con los astros?
No -dijo Menipo- viajé en los mismos astros”[1]
Mercurio frente al sol es el nombre que el artista Giacomo Balla da a una pintura que realizó en 1914, cuando hacía parte del movimiento futurista italiano. El nombre de la pintura alude a un fenómeno astronómico llamado tránsito planetario de Mercurio, en el cual, este planeta pasa frente al sol y puede ser observado desde la tierra, por la particular alineación de los tres astros. Giacomo Balla sabía, que únicamente durante un tránsito planetario se puede percibir el tamaño real de un planeta, a través de la comparación con la visión simultánea del planeta frente al sol, pero esto realmente no fue lo que llamó su atención. Luego de preparar el avistamiento del tránsito de Mercurio, realizó bocetos de dibujos y diferentes pinturas, que partieron del recuerdo de la imagen que había visto a través del telescopio y de los esquemas que trazó del fenómeno celeste.
Instituto de Visión presenta por primera vez en la exposición Mercurio frente al sol, un diverso cuerpo de trabajo, de los artistas Alberto Lezaca y Sebastián Fierro, en donde las obras se configuran a partir del desplazamiento de un soporte material, como el registro fotográfico o la creación de modelos espaciales en cartón, hacia otros soportes, como la pintura, la imagen de síntesis digital y la escultura. La práctica artística de Alberto Lezaca y Sebastián Fierro explora la construcción mental de la realidad, a partir de la observación y experimentación del espacio físico en sus propias prácticas artísticas.
Alberto Lezaca en el proyecto Image-as-Image, toma como referencia una serie de imágenes documentales, que aparecieron en los medios de comunicación impresos en el siglo XX. La fotografía de Ad Reinhardt en su estudio, rodeado de sus pinturas negras, tomada por el fotógrafo John Loengard, para un reportaje en Life Magazine en 1966; una fotografía de 1927 de la puerta construida por Marcel Duchamp en una esquina del interior de su apartamento en París, que tenía la función de abrir y cerrar al mismo tiempo dos habitaciones diferentes; el registro fotográfico de la habitación del velorio de Kazimir Malevich en 1935, donde el cuadro negro fue colgado sobre su lecho de muerte, junto a otras de sus pinturas dispuestas alrededor de la habitación; una fotografía de Giccomo Balla en su estudio en 1948, sosteniendo la pintura llamada Fallimento (Bancarrota), en la que había pintado en 1902, años antes de formar parte del movimiento futurista, la puerta cerrada de un local en quiebra abandonado; y entre otros registros documentales, una fotografía de Mark Rothko en su taller en 1964, preparando una pintura para La Capilla de Houston, en la enorme bodega donde había funcionado un antiguo garaje de coches jalados por caballos, y que actualmente es un salón de té japonés, de cuatro espacios rodeados por la reconstrucción de un jardín tradicional japonés en el interior del edificio.
Las fotografías documentales originalmente aparecidas en periódicos y revistas son tomadas por Alberto Lezaca de internet y son reconstruidas en un programa de modelado 3d. A pesar de crear una imagen a partir de procesos de graficación por computador, que podrían ser una imagen hiper-real, que replica la materialidad física del espacio y los objetos; en realidad, son imágenes creadas como una suerte de escenas prototipo, una simulación del medio fotográfico, de una proyección arquitectónica, una síntesis de las formas, los materiales y el espacio original.
La realidad de los archivos históricos se transfigura en una suerte de recuerdo reconstruido, imágenes evidentemente simuladas, donde los espacios reales ya no contienen la presencia de los artistas que lo ocupaban. Un movimiento inverso, en el que las imágenes aparecen como un modelo esquemático. Una imagen que se proyecta en un espacio mental, donde apenas se dibujan los esquemas de las obras contenidas en el espacio original.
A. Lezaca reconstruye éstas fotografías y crea nuevas imágenes, tratando de revelar la «imagen» que se encuentra detrás de estos archivos históricos. De acuerdo con Alberto Lezaca, este proyecto es un ejercicio de reconstrucción de la memoria, «Creo que la historia es un dispositivo para crear estructuras mentales (como el lenguaje), y tal vez la historia, es sólo una manera de contar algo que nunca ocurrió». Los documentos fotográficos son despojados de su materialidad, y una nueva realidad se configura a través de la materialización en las imágenes de síntesis.
Los juegos de superposición de diferentes realidades materiales, físicas y virtuales, son también predominantes en las otras piezas que presenta A. Lezaca en la exposición: la pintura Useless painting y las esculturas Grado 0 y Comer comiendo. En estas obras el artista hace una operación inversa a la serie de las piezas de reconstrucción fotográfica. A partir de la creación de espacios virtuales en el programa de modelado tridimensional, crea primero modelos para las pinturas y esculturas que luego va a crear, llevando a cabo una acción que destierra estos modelos del espacio digital al mundo físico, a través de su materialización en la pintura y en la escultura, pero que mantienen la extrañeza de la síntesis del boceto del que parten, imágenes de objetos concretos que buscan que nos olvidemos de su instrumentalidad.
En 1915 luego de algunos meses del avistamiento de la trayectoria de Mercurio, Giacomo Balla escribió junto al futurista Fortunato Depero el manifiesto de la Reconstrucción futurista del universo. Afirmaban «Nosotros, los futuristas Balla y Depero, queremos llevar a cabo esta fusión total, con el fin de reconstruir el universo y alegrarlo, es decir, recreándolo íntegramente. Daremos carne y hueso a lo invisible, a lo impalpable, lo imponderable, a lo imperceptible. Encontraremos equivalentes abstractos de todas las formas y todos los elementos del universo, después los combinaremos según el capricho de nuestra inspiración, para construir conjuntos plásticos que pondremos en movimiento». El sonido nos decían los futuristas, aunque es percibido como invisible, sigue siendo un fenómeno físico y son sus características materiales, las que los futuristas buscan hacer manifiestas. Por ejemplo en cualquier sonido o cualquier “ruido”, veían una abismal fuente plástica, un motor es transfigurado en un “entonador de ruidos”, “una nueva realidad creada con los elementos abstractos del universo”. Marinetti, poeta y autor del Manifiesto Futurista de 1909, describía a los “nuevos conjuntos plásticos” que proponían Balla y Dapero, como una acción total que busca olvidar la conmoción por la perdida de la tradición de la percepción del objeto plástico, – como el paisaje por ejemplo – y potenciar la creación de un nuevo “objeto”, un “conjunto plástico” que diera cuenta de todo, como un nuevo descubrimiento completamente desconocido. Algo que tendría que ser nombrado porque no tiene ningún nombre anterior conocido. “Toda acción que se desarrolla en el espacio, toda emoción vivida, será para nosotros la intuición de un descubrimiento.”
Sebastián Fierro presenta en la exposición una serie de pinturas que parten de un lienzo que nombró igual a la pintura de Balla, Mercurio frente al sol, junto a otras pinturas como Parábola con bodegón junto al sol y Especulando al otro lado de las cosas. Estas pinturas nos invitan a ver un entrecruzamiento de diferentes realidades en el espacio bidimensional de las pintura, a través de operaciones de reunión, sobreposición y excavación de diferentes capas pictóricas que eliminan la realidad espacial de la que surgen. Estas pinturas parten de la construcción de un modelo físico, una caja de cartón en las que ordena y desordena formas geométricas simples del mismo material, como círculos, triángulos y rectángulos. Una disposición de geometrías bidimensionales que luego ilumina buscando diferentes relaciones entre los ángulos de luz y sombras en el modelo contenedor y los objetos (formas) que contiene.
Estas pinturas siguen un método de entorpecimiento de la representación, que busca una dislocación con la “realidad” que observamos. El modelo que construye es un espacio creado a partir de elementos planos que luego son nuevamente introducidos en otro plano, en el espacio pictórico. “Cuando trabajo estoy consciente que la pintura es una gramática, un esquema de pensamiento que propone una superficie plana y contenida, una superficie limitada que presenta una experiencia vivida, una suma de momentos, todo a la vez. Uso la gramática misma de la pintura como sujetos, como actores mismos que reflexionan sus mismas limitaciones. Ahí es donde ubico el poder metafórico de la pintura. Una superficie plana es la suma de muchos planos que sugieren y niegan espacio a la vez, los objetos dentro del espacio son contenidos y contenedores, generadores y receptores de luz a la vez.”
El proceso de su pintura propone una temporalidad no lineal de la suma de planos. Sobrepone capas y recuerdos, o visiones de especulaciones espaciales de los modelos en cartón, a la vez, que escarba en ellas, removiendo fragmentos de capas ya pintadas, buscando descubrir visiones en el tiempo anterior de la propia memoria del material pictórico. La abundancia de capas en su pintura, son una aglomeración de ideas, “unas, encima de otras”, resultado, no de un – más allá – sino de un – mas acá – de la pintura.
Sebastián Fierro utiliza su pintura como un “método” de especulación con la proyección “real” y “falsa” simultánea, del espacio y los cuerpos que lo ocupan. Juega con la idea del artificio de la visión y la comprensión mental de lo que vemos. Reflexiona en el falso intento del pensamiento, de tener una experiencia frente a un motivo. Según S. Fierro: “Todo es una ficción, de igual manera como lo es un paisaje; un paisaje es una imagen, un escape que muestra lo que está distante de nuestro mundo arreglado. Es casi algo nostálgico; si no se tiene una buena vista desde la ventana, lo común es que se remplace eso que hace falta con una representación pictórica de un paisaje: una vista artificial de lo que ya no se ve desde la ventana. Un simulacro remplaza una vista real.” O como propone Alberto Lezaca en las piezas que presenta en la exposición “un simulacro remplaza a un simulacro”.
La exposición Mercurio frente al sol emite señales que tenemos que rastrear no en lo que suponemos podemos saber de ellas, sino escuchando la acústica de la materia y el espacio mental que la construye. A modo de una Imagen -como- Imagen.
Camila Corredor
[1] Jean Baudrillard. El crimen perfecto. Barcelona: Anagrama, 1996
Menipo, filósofo y escritor griego, de origen fenicio, perteneció a la escuela cínica y fue considerado inventor de la sátira que posteriormente llamarían sátira menipea.
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