Lo que el tiempo se llevó

¿Cómo se concreta el recuerdo? ¿Es un objeto, un lugar, una calle? ¿Y qué pasa si ese objeto de la memoria desaparece? ¿Cómo puede nuestra psiquis recordarlo? El tiempo se lleva todo, sentimientos, pensamientos, espacios, que después aparecen distorsionados por nuestra mente y emociones. En esta exposición la arquitectura, el ornamento, el mobiliario son presentadas como ruinas y estructuras que plantean reflexiones sobre ese tiempo que ya no está.

La noción de preservar que se evidencia en ciertas políticas conservacionistas en algunos casos sólo sirve para los monumentos, pero ¿qué pasa con esos lugares íntimos cuya importancia radica en sus historias personales?
Lo cotidiano se vuelve efímero, pues los minutos pasan y arrasan. La calle que estaba y ya no, el café de la esquina que cerró y el edificio donde crecimos desapareció. Llegamos a sentirnos extraños en nuestro propio entorno; exiliados en un mismo territorio que por sus cambios y accidentes ya es otro.

A partir de vacíos construimos parte de nuestras historia sin cimientos sólidos y por ello la memoria genera vértigo.

Lo que El tiempo se llevó propone un diálogo íntimo entre tres artistas cuyo trabajo reflexiona sobre la memoria leída desde el espacio arquitectónico y los objetos que lo complementan: Fernell Franco (1942-2006) y Luis Ospina (1949) de la generación caleña que consolidó a la ciudad como protagonista de toda una ola creativa en los setentas y Felipe Arturo (1979) quien ha generado una obra que pone en tensión elementos de la arquitectura y el paisaje frente a residuos de historias coloniales desde una práctica escultórica, que revisa influencias culturales revelando que la globalización no es tan reciente como se ha afirmado en las últimas décadas.

Desde diversos lenguajes como la instalación, la fotografía y el video, Lo que el tiempo se llevó intenta crear relaciones entre obras de artistas de diferentes generaciones.

Las series de Interiores, realizadas por Fernell Franco a durante los setentas son, más allá de testimonios sobre la cotidianidad de inquilinatos y viviendas de la ciudad de Cali, sublimes pinturas de luz y sombra. Franco, uno de los más importantes fotógrafos del país, captó como nadie la trascendencia que puede tener en las imágenes el contraste extremo en la iluminación. En la entrevista realizada al artista por Maria Iovino* , Franco afirma que el contraste no es sólo un concepto ligado a las condiciones meteorológicas de Cali donde hay luces incandescentes y enceguecedoras al medio día, si no también, al contraste social que se veía en esta ciudad en acelerado crecimiento.

Franco, recorrió Cali de la mano de colegas como Oscar Muñoz, Eduardo Carvajal, Ever Astudillo y Luis Ospina para quien hizo la fotofija de algunos documentales. La temática de lo urbano, como se ha investigado en profundidad* , era uno de los vínculos más fuertes del grupo de Cali que cultivó su trabajo desde principios de los setentas. En este orden, Fernell Franco registró espacios en vía de extinción: bellísimas edificaciones que serían demolidas para dar lugar a bloques de concreto como consecuencia del boom inmobiliario que se dio por el fenómeno del narcotráfico. “La violencia que se vivía contra la arquitectura y el patrimonio, era similar a la que se vivía en contra de los hombres” declaró el fotógrafo al mencionar ese periodo de la historia de Cali.

Por otro lado, en estas piezas el artista registra diseños y ornamentaciones recurrentes de villas (casas compartimentadas y utilizadas como viviendas colectivas, herencia de la cultura árabe andaluza), que habitan con elementos de la arquitectura neoclásica. Franco además involucra en su práctica, un componente que torna sus fotografías en obras únicas; las interviene con tintas y colores a la manera del pictorialismo o de fotografías románticas de estudio del siglo XIX

En diálogo con la obra del maestro Franco, Felipe Arturo presenta un cuerpo de trabajo en el que explora dos temas recurrentes de su práctica. Por un lado, su preocupación por la historia del concreto y su papel en la construcción de la idea moderna de la arquitectura y sus versiones inconclusas. Por otro, las repercusiones políticas, económicas y culturales de los desplazamientos que han sufrido algunos productos agrícolas y los diferentes sentidos que adquieren durante sus recorridos por el mundo. A través de las piezas que integran esta muestra, Arturo hace evidente momentos de engranaje interno entre estos dos procesos y encuentros formales de las líneas conceptuales que mueven su obra. El cuerpo de trabajo de esta exposición podría ser entendido como una revisión de obras anteriores en la que el artista reconsidera las preocupaciones que han caracterizado el cause de su trabajo.
La obra Cosmo café anuncia un espacio simbólico basado en la historia del café. Como texto y objeto, esta pieza funciona como la reconstrucción del anuncio callejero de una cafetería sin lugar. En este sentido, este signo denota el carácter ubicuo del café como espacio y producto cultural, erosionado el vínculo entre producto agrícola e identidad nacional. Además, Cosmo café retoma el proyecto Cosmo cocas (1973-1974) de Helio Oiticica y Neville D’Almeida. El desplazamiento lingüístico de la coca por el café señala las historias paralelas y antagónicas de estas plantas: mientras la cocaína se convirtió en una de las sustancias más perseguidas de la historia reciente, la cafeína se estableció como la droga de mayor aceptación y consumo en el mundo.

A través de Diarios de Azúcar el artista registra el paso de una persona por un determinado lugar a través del consumo diario de café y azúcar. Montados bajo la estructura de calendario, esta colección de bolsitas de azúcar construyen la narrativa de un mapa y un recorrido por la ciudad a través de los productos descartables que los locales de café ofrecen en sus bolsas de azúcar. Realizados por primera vez en la ciudad de Venecia, gracias a una residencia artística, estos sobres vacíos registran dos tipos de locales de café: Aquellos que siguen diseñando y empaquetando sus propios sobres y aquellos que utilizan marcas establecidas. A pesar de ser un detalle menor, esta diferencia resalta la resistencia de algunos cafés a la absorción completa de la cultura del café dentro del comercio y empaquetamiento masivo transnacional. Esta serie también resalta la antigua relación de Venecia con el comercio del café y la relación que los primeros cafés de occidente tuvieron con el desarrollo artístico, intelectual y político. Eventualmente, la historia del café y la historia del arte coinciden en el Café Florian, en donde se dice que se originó la idea de la realización de la Bienal de Venecia. Finalmente, esta pieza posiciona al autor como consumidor, quien mientras señala procesos históricos se encuentra inmiscuido dentro de ellos.

A través de un proceso de experimentación usando café como tinta y una taza como instrumento gráfico se genera la pieza Los Viajes del café en la que una taza es usada como un sello de marcas circulares, que siguiendo distintos tipos de retículas y sus superposiciones producen patrones gráficos que sirven como bases geométricas de diseños islámicos y mosaicos mediterráneos.

Montados a manera de biombos, estos papeles con manchas de café, construyen una sensación espacial de carácter variable. La multi-referencialidad histórica de estos papeles nos recuerdan las rutas históricas del café, dado que la apropiación de estos patrones gráficos en Latinoamérica tuvieron un camino similar al del café, que desde lo que hoy es Etiopía y Eritrea llegaron a Latinoamérica, atravesando la Península Arábica, las costas mediterráneas y la Península Ibérica. Estos biombos no sólo relacionan las rutas geográficas históricas y contemporáneas del café, sino que además nos dejan ver de otro modo la experiencia cotidiana de esta sustancia y su contenedor.

Vin Mariani o Coca Cola retro es una reconstrucción básica del Vin Mariani, una bebida a base de vino de Burdeos y hojas de coca que se hizo popular a finales del siglo XIX y que constituye un antecedente directo de la receta de la Coca Cola. En este sentido, esta obra indaga un momento anterior a la penalización de las drogas, antes de que algunas sustancias estimulantes fueran agrupadas entre legales, como el vino o el café o ilegales como la coca. La obra consta de tres botellas de vidrio, dos de ellas contienen por separado vino de Burdeos y hojas de coca y una tercera mezcla ambos materiales. Vin Mariani o Coca cola retro es también un ejercicio de mestizaje cultural, dado que tanto el vino como la coca fueron elementos fundamentales de algunas civilizaciones antiguas, como la romana y la inca.

Mesas de polvo es una serie de mesas-edificios que traslapan, a través de sus materiales, dos momentos de la historia económica de América Latina. Estas mesas, construidas en concreto reforzado, se mezclan con polvos de café y de azúcar blanca o con objetos como tazas de café intervenidas. Siguiendo las lógicas de la arquitectura vernácula del cemento, generalmente asociada a la urbanización masiva de las ciudades latinoamericanas, estas mesas incorporan diseños antiguos realizados con materiales de producción agrícola. Aunque generalmente asociamos el concreto a un periodo moderno, el café a un periodo post-colonial y el azúcar a un periodo colonial, estas construcciones intentan vincular estas materialidades dentro de un mismo objeto anacrónico. Los patrones de café y de azúcar operan como diseños de pisos y como tableros de juego. Estas mesas también son la consecuencia de múltiples referencias personales, como son los tableros de ajedrez, los cafés del centro de Bogotá, las conexiones entre las rejas venecianas y bogotanas, los dibujos del arquitecto italiano Aldo Rossi, los mosaicos de la Basílica de San Marco en Venecia o los pisos caribeños.

Variations of Incomplete Concrete Chairs es un sistema de permutaciones que permite construir una concatenación de estructuras de concreto reforzado basándose en el esqueleto de una silla. El proyecto parte de la hibridación de la idea moderna de modulación geométrica y de la idea de arquitectura progresiva presente en algunas construcciones vernáculas; sin embargo en este proyecto el sentido de lo incompleto y lo progresivo puede entenderse simultáneamente desde el punto de vista estructural o desde el punto de vista del desarrollo del individuo. Cada una de estas sillas, que al mismo tiempo son mueble, edificio y construcción, pregunta por la relación vinculante entre el medio construido y el desarrollo individual, preguntándose por las mutuas injerencias entre lo psicólogoico y lo arquitectónico. El proyecto también hace referencia a la serie de construcciones geométricas que Sol Lewit desarrollo en las décadas de los sesentas y setentas conocido como Variations of Incomplete open cubes, en donde produjo una serie de representaciones, en dos y tres dimensiones, de cubos incompletos.*

En la sala de video presentamos la pieza Adiós a Cali//Ah Diosa Kali, película de Luis Ospina que se ensambla en la muestra siendo un testimonio poético sobre la memoria arquitectónica de la ciudad natal del cineasta.
Las ciudades están llenas de memoria. Cicatrices, vacíos, mutaciones que para algunos habitantes pasan desapercibidas en la cotidianidad frenética, pero para otros no. Ospina, nostálgico recorre una Cali que dejó de ser. Una ciudad que Eduardo Carranza describió como “un sueño atravesado por un rio”, y que tenía una belleza de provincia muy especial. Cali, a pesar de ser una de las ciudades más antiguas de Colombia, se mantuvo como una villa conformada por cinco barrios asentados en antiguas haciendas hasta bastante entrado el siglo XX. En 1950 eran sólo 240.000 los habitantes y hoy son 2.400.000 aproximadamente. En este breve periodo de crecimiento, el monstruo llamado desarrollo aceleró el tiempo romántico que Ospina alcanzó a conocer en medio de lo turbulento de estos cambios.

La película, dividida en dos capítulos, nos presenta en primera medida un ensayo visual experimental denominado Cali plano por plano y un segundo fragmento en donde además de seguir revelando el proceso de perdida se da voz a los artistas para hablar de la Cali recordada. Sin duda, los recuerdos son ruinas y sin duda esta metáfora inspira esta obra llena de contrastes entre impecables monumentos y frente a demoliciones y escombros.
Ospina, siempre ha tenido una mirada muy cercana al arte desde la práctica documental. Hacer esta aproximación a la ciudad desde el video arte le permitió la utilización de la película a libre disposición de la experimentación, así el realizador involucra, manchas que se van tragando la imagen, saturaciones del color y registros realizados a pantallas entre otros recursos estéticos.

En el proceso de ver la película sentimos muy íntimamente lo que podría ser la demolición del alma, y el miedo a perder las referencias de las cuales esta construido nuestro pasado. Desde este lugar, Ospina presenta sobre posiciones de videos caseros de su padre y también fragmentos de películas como Johnny Guitar de las cuales se apropia como parte de su propuesta visual. Esta película que dialoga de manera muy cercana con la obra del fotógrafo Fernell Franco ( quien es también uno de los entrevistados) podría verse como un memorial de rincones, detalles arquitectónicos a los cuales Ospina quiere hacer homenaje, y además de presentar la perspectiva de los demoledores que como bien lo narra uno de ellos, paradójicamente llegan a demoler con “mucho amor” por su trabajo. Marginado, desahuciado y extraño en su propia tierra, Ospina decide por esta época abandonar esa Cali de amores y odios para exiliarse en Bogotá. Esta obra podría como su nombre lo indica, es una despedida.

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*Iovino Moscarella, María. “Fernell Franco, Otro documento” 2004 [Cali: Alianza Colombo Francesa, c2004. Disponible en línea: http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/ELARCHIVO/RegistroCompleto/tabid/99/doc/860546/language/es-MX/Default.aspx
*Se recomienda leer la Investigación “Cali, ciudad abierta, Arte y cinefiia en los setenta” de Katia González Martínez. Ministerio de Cultura/Universidad de los Andes. 2013
*Textos descriptivos de obras de Felipe Arturo, realizados por el artista.
How does memory materialize itself ? Is it in an object, a place or a street? And what happens when this object disappears? How can our mind recall? Time carries away everything, feelings, thoughts, spaces... however they appear again, twisted by our mind and emotions. In this exhibition, architecture, ornament and furniture are presented as ruins and structures that propose reflections about that remote time that no longer exists.

The preservation notion that is evidenced by certain conservationist policies is useful in some cases for monuments, but what happens with these intimate places whose importance resides in personal histories? Daily life turns ephemeral as minutes go by and obliterate. The street that once was, the coffee shop down the corner that is now closed, the building where we grew up that vanished...We can feel alienated in our own environment, exiled in the same territory that suddenly or gradually changed. Building from emptiness, part of our stories lack solid foundations. That might be why memory generates vertigo.

Lo que el tiempo se llevó proposes an intimate dialogue between three artists whose works reflect on memory, understood from architectural space and the objects that inhabit it. Fernell Franco (1942-2006) and Luis Ospina (1949) belong to the generation that consolidated the city, Cali, as the protagonist of a creative wave in the 70s. Felipe Arturo’s (1979) sculptural practice generates a tension be-tween architectural elements and landscapes, and residues of colonial history. His revisions of cultural influences reveal that globalisation is not as recent at it is been understood in the lately.

From languages as diverse as installation, photography and video, this exhibition proposes tensions among works of artists from different generations.The series Interiors, produced by Fernell Franco during the seventies are, more than testimonies about daily life of tenancies and homes of the city of Cali, sublimes paintings of light and shadow. Franco, one of the most important photographs of the country, captured in a unique manner the transcendence that the images’ extreme light contrast might have. In Maria Iovino’s interview, Franco affirms that contrast is not only a result of Cali’s meteorological conditions where midday lights are incandescent and blinding, but also as a means to express the social contrasts observed in this city of accelerated growth.

Franco explored Cali together with Oscar Muñoz, Eduardo Carvajal, Ever Astudillo and Luis Ospina for whose documentaries he did the still photography. From the beginning of the 70s, the urban, deeply investigated2, was one of the main themes of the Cali group. Fernell Franco registered disappearing spaces: beautiful buildings that would be destroyed to give place to concrete blocs. “The violence against architecture and heritage was similar to the one endured by men” declared the photograph mentioning this period of Cali’s history.

In these pieces, the artist captures recurring designs and ornamentations in villas (shared houses used as collective housing, inherited from the Andalusian-Arab culture) that show elements of neoclassic architecture. Moreover Franco’s practice involves a process that turns these photographs into unique pieces; he intervenes them with inks and colours as Pictorialism images or romantic studio photographs of the XIX century.

In dialogue with the Franco’s photographs, Felipe Arturo presents works that explores two fundamental themes of his practice: on one side, his interest in the his-tory of concrete, its role in the construction of a modern idea of architecture and its incomplete versions and, on the other side, the political, economical and cultural repercussions of the displacements undergone by some agricultural products and the consecutive meanings they acquire during their itinerary around the globe. Through the works presented in this exhibition, Arturo reveals moments of internal mechanisms between these two processes and formal encounters between the conceptual directions that move his practice. The body of work presented in this exhibition can be seen as a revision of previous pieces in which the artist reconsiders the preoccupations that characterized his practice.

Cosmo café announces a symbolic space based on the history of coffee. As text and object, this piece functions as the reconstruction of an imagined coffee place street sign. In this sense, it denotes the ubiquitous character of the coffee shop as space and cultural product, eroding the link between agricultural product and national identity. Furthermore, Cosmo Café makes reference to the project Cos-mo cocas (1973-1974) by Helio Oiticica and Neville D'Almeida. The linguistic dis-placement of coca by coffee signals the parallel but antagonist histories of these plants: whereas cocaine became the most persecuted substance of recent history, caffeine established itself as the most accepted and consumed drug in the world.

Diarios de Azúcar registers the passing of the artist in different places through the daily consumption of coffee and sugar. Hung in a calendar like structure, this collection of sugar bags builds the narrative of a map and path trough the city, with disposable goods that local coffee places offer as sugar bags. Produced for the first time in Venice, these empty bags reveal two types of coffee places: the ones that still design their own products and the ones that use established brands. This minor detail highlights the resistances of some of those places to the total absorption of coffee culture by a massive transnational trade system. This work also signals the very old relation between Venice and coffee trade and the relation be-tween the first Western coffee places and the artistic, intellectual and political development of a city. Eventually the history of coffee and the history of art merge in Café Florian, where the idea of the Venice Biennial first originated. Finally, this piece positions the artist as a consumer signalling the historical processes in which he is himself meddled.

Through a process of experimentation with coffee as ink and a cup as a graphic instrument, the piece Los Viajes del café (Coffee travels) in which the cup is used as a circular stamp, creates, according to different types of overlays and reticules, the same patterns used as the geometrical bases of Islamic and Mediterranean design. Hung as screens, these coffee stained papers build a variable spatial sensation. The multi-referential history of these drawings recall the historical routes of coffee; the appropriation of this graphic patterns in Latin-America shares a common path with the history of coffee: from Ethiopia and Eritrea to Latin-America crossing the Arabic Peninsula, the Mediterranean costs and the Iberian Peninsula. These screens not only connect coffee’s historical and contemporary geographic routes, but also allow us to see differently the daily experience of this substance and its container.

Vin Mariani o Coca Cola retro is a basic reconstruction of Vin Mariani, a drink made of Bordeaux wine and coca leaves that became popular at the end of the XIX century and that constitute the direct antecedent of the Coca-Cola recipe. This work investigates the moment prior to the drug penalization, before certain substances were categorized as illegal, as wine or cocaine. The piece is constituted of three glass bottles, one with coca leaves, another one with wine and the third one with the mixture of both. Vin Mariani o Coca Cola retro is also an exercise of cultural syncretism as wine and coca were fundamental elements of antiques civilization such as the Roman and the Inca.

Mesas de polvo (Dust tables) is a series of table-buildings which overlap, trough their materials, two moments of the economical history of Latin America. These tables built in concrete, are intervened with coffee and white sugar powders or with objects such as modified coffee cups. Following the logic of vernacular concrete architecture, generally associated with the massive urbanization of Latin-American cities’, these tables incorporate antique designs produced with materials from the agricultural production.

Although we generally associate concrete with a modern period, coffee to a post-colonial one and sugar to the colonial period, these constructions try to link these textures within the same anachronistic object. Coffee and sugar patterns function as floor designs and game boards. These tables are also the consequence of multiple personal references, as chest boards, coffee places in Bogota’s centre, connections between Venetians and Colombian bars, Aldo Rossi’s drawings, San Marco’s mosaics or Caribbean floors. Variations of Incomplete Concrete Chairs is a system of permutations that allows to build a concatenations of concrete structures based on the skeleton of a chair. The project starts from the hybridization of the modern idea of geometric modulation and from the idea of progressive architecture found in some vernacular constructions. However, in this project the sense of incompleteness and progressiveness can be understood simultaneously from a structural point of view or from the perspective of individual development. Each of these chairs, at the same time furniture, building and construction, raises the question of the relation between the means of construction and individual development, questioning the mutual interferences between the psychological and the architectural realm.

The project also makes reference to the Sol Lewitt’ series of geometrical constructions of the sixties and seventies know as Variations of Incomplete Open Cubesin which he produced a series of representation, in two and three dimensions, of incomplete cubes.

In the video room, we present Adiós a Cali /¡Ah, diosa Kali! (Farewell to Cali): Luis Ospina’s poetic testimony about the architectural memory of his city. Cities are full of memories, scars, holes, and mutations. While these remain for some unnoticed amidst the daily frenzies, for others they imply sufferance or melancholy. Ospina nostalgically wanders about the Cali that no longer exist; a city that Eduardo Carranza described as “a dream crossed by a river”, a city with a very special provincial beauty.

Cali, in spite of been one of Colombia’s oldest cities, remained, until the beginning of the XXth century, constituted by five neighbourhoods built on former haciendas. In 1950 its population was only 240.000 inhabitants and today there are approximately 2.4 millions. In this fast period of growth, a monster called development accelerated the disappearance of this romantic time that Ospina once knew.

The video is divided in two chapters: in the first half it presents a visual experiment called Cali shot by shot and in the second part it reveals this process of loss by al-lowing the voice of artists from Cali to be heard. Without doubt, memories are ruins and this metaphor is the inspiration of this piece full of contrasts between spotless buildings and rubble and demolitions.

Ospina’s documentary practice has always been very close to art. To approach the city through video art allowed him to experiment and to include esthetical means such as stains that slowly swallows the image, colour saturations or recorded screens.

While looking at the video, we intimately sense what could the destruction of the soul feel, and we fear the lost of references with which our past in built. From this perspective, Ospina overlaps, as part of his visual proposal, home videos recorded by his father with fragments of Johnny Guitar’s movies. This video that dialogues intimately with Fernell Franco’s photographs (who is also one of the inter-viewed), can be seen as a memorial of corners, a tribute of architectural details even if it also presents the perspective of the wreckers, who, as one of them explains, demolish with “much love” for their work. Alienated, hopeless and stranger in his own land, Ospina decides to abandon Cali to move to Bogota. This piece is, as its title indicates, his farewell to Cali.

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* Iovino Moscarella, María. “Fernell Franco, Otro documento” 2004 [Cali: Alianza Colombo Francesa, c2004. Available online: http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/ELARCHIVO/RegistroCompleto/tabid/99/doc/860546/language/es-MX/Default.aspx
* “Cali, ciudad abierta, Arte y cinefilia en los setenta” Katia González Martínez. Ministerio de Cultura/Universidad de los Andes. 2013
*Descriptive texts of works by Felipe Arturo, made by the artist.