El árbol de la vida y la abundancia
La exposición presenta la obra de cuatro artistas que exploran la relación entre el agua y la cultura. El dibujo “El Árbol de la Vida y la Abundancia” de Don Abel Rodríguez representa el mito fundacional del pueblo Nonuya y muestra cómo las construcciones humanas responden a la cultura y el tejido simbólico. Carolina Caycedo presenta costales como documentos que rastrean la tensión entre el campo y la ciudad. Tania Candiani explora el lenguaje en su video con 40 maneras de nombrar la dimensión acuática en lenguas originarias mexicanas. La mirada es una parte esencial de la muestra, con objetos atentos y presentes, evocando la presencia consciente del agua y su relación con la naturaleza.
El árbol de la vida y la abundancia, dibujo de Don Abel Rodríguez que representa el mito fundacional del pueblo Nonuya, puede ser entendido como un plano arquitectónico que permite comprender el espacio poético de la existencia de su nación. Toda construcción humana responde a las necesidades de un tiempo, un lugar y una cultura propios y permite que se manifieste el tejido simbólico de cada sujeto que la habita. En esta medida, el árbol de la vida y la abundancia ilustra las instrucciones que se expresan en el mito. Instrucciones que le permiten al hombre no solo seguir las reglas de convivencia con los otros humanos, sino con todo el mundo natural.
A través de los años y el trabajo conjunto, Don Abel ha trasmitido su conocimiento a su hijo Wilson, quien participa de esta exposición evidenciando este generoso proceso de entrega y nutrición. En La obra de Carolina Caycedo, el Agua como una entidad metafísica cuya manifestación material es fundamental para la existencia de todos los seres. Los sistemas hídricos son universos complejos que se rigen por sus propias reglas y generan culturas y sociedades particulares alrededor de cada uno. En la mayoría de las alegorías de las culturas originarias americanas, el agua expresa el poder femenino que todo lo cuida y adquiere cualidades sanadoras. Si estos sistemas hídricos son alterados, las consecuencias se revelan en todas las dimensiones físicas y espirituales. En Colombia, por ejemplo, los
grandes desplazamientos forzados están relacionados con la construcción de represas hidroeléctricas. Los costales, en este caso, se convierten en un documento que permite rastrear la tensión entre lo rural y lo industrial, los frutos que da la tierra y los productos en que se convierten. A partir de un palimpsesto creado con un tramado de costales, Carolina propone una lectura simultanea y atemporal de la realidad del campo y su relación con la ciudad.
Los relojes de vidrio hablan de la urgencia de rectificar el comportamiento de los sujetos contemporáneos con el agua y sus recursos. En vez de arena, estos objetos que también pueden ser entendidos como amuletos, contienen metales y químicos que son usados en la pesca industrial y en la extracción de metales preciosos como oro y plata.
El lenguaje es una de las constantes en el trabajo de Tania Candiani, en esta ocasión, esta inquietud se manifiesta en el video en el que se escuchan 40 maneras de nombrar la dimensión acuáticas en leguas originarias mexicanas. La historia prehispánica dentro de la obra de Candiani, participa de manera estratégica para crear conexiones entre el mundo poético y la idea de modernidad, entendida como táctica organizadora y no como modelo histórico.
Pensamiento ancestral, modernidad, progreso, mito son algunos de los conceptos que esta exposición pretende explorar a la vez que propone un modelo en que el universo se entiende como un continuo movimiento entre polaridades.
La mirada hace parte esencial en esta muestra, en la que los objetos están presentes y atentos. Desde el fondo del río, evoca la presencia del río que es consciente de su actividad y de la existencia de los otros que lo habitan y lo usan. Son esos ojos de la naturaleza que están pendientes y alerta. En estos momentos en que el equilibrio es tan frágil, las entidades naturales están reaccionando y provocando un cambio en los paradigmas de cómo anidarse en este mundo.
Las geometrías de la resistencia se inspiran en la pintura corporal que han usado los habitantes originales de las Américas y que últimamente se han hecho más visibles gracias a las acciones de los guardianes de los territorios sagrados, como la selva amazónica. Estas pinturas cosméticas y cósmicas a la vez, también están siendo usadas por los activistas que deben proteger su identidad de las cámaras de reconocimiento facial usadas por los estados totalitarios.
Las obras de Carolina, Tania, Abel y Wilson participan de un ritual en el que se revela la urgencia por despertar, a través de la celebración alegórica, fuerzas y conciencias que activan la relación de las personas con el mundo natural y con su propia naturaleza. El mito, la acción de gracias, la limpia, la pesca, el baile, son acciones que consagran el eterno retorno del tiempo y ponen de manifiesto el pensamiento mágico que mantiene todos los elementos en armonía. Y es esta armonía la solución a la crisis sistemática que nos reta, pero también nos inspira.
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