Cero Normal

Cero Normal es un proyecto curatorial de Magdalena Arellano que rastrea los puntos en común que caracterizan una generación de artistas latinoamericanos que trabajan a partir de conceptos como territorio, paisaje y representación.

El trabajo de los artistas seleccionados coincide en la forma que empiezan sus procesos de creación, donde la inspiración y/o la composición dependen de la improvisación. Se puede entender improvisación como una circunstancia de inmediatez, que obedece al impulso no premeditado, no preparado de antemano o el resultado del devenir. Sin embargo, en esta compilación se plantea complejizar la percepción sobre la improvisación como un valor agregado en el acto creativo y artístico.

En ese sentido, se agrupan los trabajos reunidos en las siguientes temas, -las categorías no son excluyentes y hay prácticas que deambulan entre varias de ellas-:

Las acciones público-privadas llevadas a cabo por el colectivo Los Dudosos (Silvia Ibarra y Wilson Díaz) y Wilson Díaz en la década del 90 en Bogotá que con sutileza hacen señalamientos de roles que cuestionan categorías de género, sexualidad y estatus social, reflxionan sobre Los territorios de improvisación como espacios fiticios, que mediante la intervención apropiación, replantean cuestiones del habitar tanto del individuo (artista) como de la sociedad.

Sara Milkes con los Jardínes Zen contemporáneos (2015), interviene espacios cuyo uso oscila entre lo público y lo privado, donde se combinan elementos visuales propios de la urbanidad y su contingencia de actividades y actores: grafii, basura, excremento, plantas invasoras y publicidad. A partir de creaciones amorfas, coloridas, e improvisadas expresa la complejidad visual a la que estamos sometidos diariamente

A partir de la apropiación y superposición de videoclips musicales de cumbia e imágenes captadas de hechos violentos o catastróficos de la historia nacional reciente del Salvador, Nadie demuestra cómo los escenarios para el llanto y la risa han sido los mismos: el hotel Sheraton, el monumento al Divino Salvador del Mundo y la Universidad de El Salvador.

Karlo Andrei Ibarra en Escala de valores (2015), establece relaciones sobre las clasificaciones económicas y sociales a las que obedece la vida en sociedad mediante el sistema de identificación cromática Pantone, usado amplia- mente por diseñadores, artistas y agencias de mercadeo desde los años 60.

Adriana Martínez, mediante la acción conceptual de ubicar bolsas de basura en la fachada de Instituto de Visión, cuestiona sobre conceptos como belleza, efímero, sublime o verdadero; abre camino a lo que denomino La improvisación y la representación en la cual indago sobre los límites de la representación de la imagen u obra como definición de categorías y cánones estéticos.

Por ejemplo, Sara Milkes en Estériles estéticos: Estructuras triangulares y Corona fúebre para mí misma hace uso directo y simbólico de categorías visuales de diferentes orígenes para intentar constituir piezas que discuten acerca de la relevancia de la disciplina estética en la definición del objeto artístico. Con este fin Milkes integra elementos de vocabularios visuales como el comic, el grafii, la repostería, el kitsch, y lenguajes tradicionales del arte con los que crea pastiches que entremezclan sin jerarquización los niveles de categorización visuales.

En Sobre la superfiie (1994) Wilson Díaz hace uso de La improvisación como método de composición, ya que es a partir de ésta serie de ensayos de desnudos y de exploración del cuerpo, encuentra material de trabajo para producir la exposición del mismo nombre un año después. Estas escenas íntimas cuyo valor estético está mediado por la misma privacidad fugaz que nos dejan entrever.

Paola Vega por su parte, ejecuta manchas de color de manera aleatoria sobre el lienzo para crear paisajes abstractos, utópicos y placenteros. A través de la continua repetición de capaz de óleo, se va dejando llevar por estados de expresión espontáneos e inconscientes que crean composiciones atmosféricas capaces de atrapar la mirada hasta llegar a lo contemplativo.

Víctor Garcés produce una serie de dibujos a partir de muebles desechados o ruinas arquitectónicas que encuentra en sus inmersiones por el barrio San Felipe y que, consecutivamente en un acto introspectivo y violento, chamusca para convertir en carbón. Tarde y temprano. Mediación #6, Recuerdo con nombre ó Polvo y Gas, se extienden por el espacio expositivo, creando una composición con materiales, objetos y cuerpos hallados con el objetivo de entablar un diálogo entre presencia, arquitectura e historia.

El paisaje improvisado, es el objeto de estudio en el que se enmarca la obra de Sebastián Fierro, Adriana Ciudad yAntonio Castles, quienes revisan la manera en que el paisaje contemporáneo es el resultado de múltiples acuerdos entre la invención y la práctica, y que obedece a la constante necesidad de establecer una noción de ordenamiento del mismo.

En Esquina (2014) Sebastián Fierro propone una revisión de la conjunción del mundo natural y la arquitectura al relacionar diferentes referentes: La esquina curva, cuya pretensión de imitar las formas naturales es popularizada por el amalgamado estilo art déco en el siglo pasado; el mosaico del piso que cita a la ilusión óptica del cubo de Necker; y sobre detrás de las paredes, en el juego del adentro y el afuera, Sebastián ubica otros elementos: árboles y grandes manchones de pintura de color sintético para crear una segunda ilusión sobre el espacio.

Adriana Ciudad recurre a la representación del paisaje edénico, primigenio y salvaje de la Amazonía con la instalación de dibujo Matorrales (2015) el cual transgrede con manchas de color que insinúan violencia, luchas de las que el territorio, se presume ha sido testigo y protagonista. También se podría pensar la mancha, como velación y resguardo de lo sucedido.

Antonio Castles participa en la sala de vídeo con A lo largo y ancho (2015) un conjunto de obras pensadas in situ, que interpelen a la noción de paisaje rural en oposición al urbano. Rebatiendo cómo la definición de campo obedece a dos posturas severas: la que lo contrapone como el lugar idílico, alejado de los vicios de la ciudad y el espacio perfecto para la reconciliación del binomio hombre-naturaleza; o el territorio del subdesarrollo y el abandono.
En una exploración por los alrededores de Bogotá, Antonio revierte estas ideas, de este paisaje específio, con series de fotografías y vídeos que a modo de archivo van revelando la historia de este recorrido, con la intención de registrar las complejas transformaciones económicas, habitacionales y estructurales al que se ha ido sometiendo el paisaje del campo alrededor de la ciudad.

Magdalena Arellano

Zero Normal is a curatorial project by Magdalena Arellano that links the common aspects that characterise Latin-American artists working with the themes of territory,landscape and representation.

One aspect that unites the works of the artists presented in this exhibition is that the creative processes behind the works are all based on improvisation, understood as a circumstance of immediateness, as spontaneous impulses. Within this exhibition context, the improvisation process is seen as an added value in the artistic act.

In this sense, the artworks are presented in different categories, -the categories are not mutually exclusive and there are practices that roam between several of them-:

Public and private actions with the group Los Dudosos (Silvia Ibarra and Wilson Díaz) and Wilson Díaz who subtly question roles, gender, sexuality and social status and analyse the territory of improvisation as a fictitious space that re-questions, through intervention and appropriation, the act of inhabiting spaces, individually and/or socially.

Sara Milkes’ Jardínes Zen contemporáneos (Contemporary Zen gardens) (2015) are amorphous, colourful and improvised creations expressing the visual complexities of our daily life. Oscillating between public and the private spheres, they combine visual elements belonging to urban sectors, such as graffiti or publicity with elements of our daily lives such as wastes or invasive plants.

From appropriation and superposition of cumbia music videos, images of violent acts or catastrophic events of the recent national history of Salvador, Nadie reveals how sceneries for laughter and disaster are sometimes the same: the Sheraton Hotel, the Monumento al Divino Salvador del Mundo (Monument to the Divine Savour of the World) and El Salvador University.

Through his piece, Escala de valores (Scale of Values) (2015) Karlo Andrei Ibarra establishes relationships between social and economical classifications and the Pantone chromatic identification system used by diverse creative sectors since the 60s.

By the conceptual action of putting garbage bags in front of the gallery, Adriana Martínez, questions the concept of beauty, ephemeralness, sublime and truth. She pushes the boundaries of the concept of representation beyond aesthetic images or categories.

For example, in Estériles estéticos: Estructuras triangulares and Corona fúebre para mí misma (Sterile aesthetics: triangular structures and Funerary crown for myself), Sara Milkes uses directly and symbolically different visual categories to try to constitute works that question the relevance of aesthetic definition in the artistic object. Milkes integrates visual elements belonging to comic, graffiti, kitsch or even cooking to art traditional languages to create a expression that does not project any judgement of value.

In Sobre la superficie (Over the surface) (1994), Wilson Díaz uses improvisation as a method of composition. His nude photographs present an exploration of the body whose aesthetic value lies on the privacy that they allow to reveal. In her paintings, Paola Vega randomly creates colour stains to obtain abstract, utopic and pleasant landscapes. Through the constant repetition of oil layers, she drifts into spontaneous and unconscious states of expression and creates atmospheric compositions that incite contemplation.

Víctor Garcés series of drawings are made from discarded furniture or architectonic ruins, found in the San Felipe neighbourhood of Bogota, that are later, in an introspective and violent act, seared to be converted into charcoal. Tarde y temprano Mediación #6, Recuerdo con nombre or Polvo y Gas, (Later and Sooner. Meditation no.6, Memories with name or Powder and Gas) extends itself onto the exhibition space creating a composition of materials, objects and bodies combined with the intention of establishing a dialogue between presence, architecture and history.

“Improvised landscape” is the theme of investigation through which the artworks of Sebastián Fierro, Adriana Ciudad and Antonio Castles are presented. All three investigate the way in which contemporary landscape became the result of multiple crossroads between invention and practice and obeys to the constant urge to project a notion of internal order.

In Esquina (Corner) (2014) Sebastián Fierro proposes a revision of the conjunction between the natural world and architecture. The curved corner, reminiscent of natural forms was made popular by art deco style, while the floor tiles with the Necker cube creates an optical illusion; behind the walls, blurring the separation between inside and outside, Sebastian places other elements: trees, big stains of synthetic colours to create an optical illusion of space.

With her installation Matorrales (Shrubberies)(2015), Adriana Ciudad reveals the contradictions hidden behind landscapes. Her utopian representations of the Amazone – pure, wild and primitive, are covered by colour stains to recall the violence and the wars in which that territory has participated as witness and actor.
The stains can also be read as a metaphor for the hidden truths lying sometimes under different layers.

Antonio Castles’ piece A lo largo y ancho (2015) is an in situ installation that confronts rural and urban landscapes. The rural landscape could be understood from two different perspectives: as an idyllic place, a rural paradise free from the cities’ vices, the utopia of a perfect space where a reconciliation between man and nature can happen, or the territory of underdevelopment and oblivion. Between those two poles, Castles pieces reflect, through photographs and videos, on the development undergone by the landscape surrounding Bogota, revealing its history and its economical and social transformation.

Magdalena Arellano