Expo Chicago 2018

El trabajo de Marlon de Azambuja pretende generar estrategias que amplifiquen las percepciones y relaciones que el espectador establece con la ciudad, la arquitectura y el mundo del arte en general. Herencia, expuesta en esta ocasión, es una escultura viva que cuestiona en cierto modo las bases del arte mismo. Una planta pintada adquiere las cualidades de un objeto de arte, de una escultura; sin embargo con el paso del tiempo se despoja de su valor artístico para volver a su esencia. Este acto casi performático, capaz de desplazar la cualidad artística de la planta, genera una pregunta vital: ¿dónde queda el arte? ¿En las hojas pintadas reunidas y guardadas en una urna junto a la planta o en el valor artístico contenido en el acto de volver a la propia naturaleza?

Para Nicolás Consuegra, la presencia de unas lechuzas en Still Life, símbolo utilizado anteriormente como parte de la imagen de Colcultura -entidad que desapareció para dar paso al actual Ministerio de Cultura- y diseñado en ese momento por Marta Granados y Carlos Duque, destaca el interés de ciertas instituciones por emplear un ave como símbolo de una agencia cultural. Esta lechuza -o más bien, estas lechuzas- marcaron una época de la cultura en Colombia; fueron una especie de figuras vigilantes y enigmáticas que perduran en las producciones culturales y siguen circulando en nuestra memoria, mucho tiempo después de que Colcultura dejara de existir. En Free Plant, Nicolás recuerda el paradigma arquitectónico del mismo nombre; el modelo y la mano que lo modela se entrelazan, invirtiendo la dimensión simbólica del otro. Los dedos como montones sugieren la estabilidad de los aviones, sin embargo, son estos últimos los que restringen su movimiento orgánico.

Interactuando con la arquitectura para reflexionar sobre historias personales y su propia experiencia inmigrante, el trabajo de Carmen Argote explora las nociones de hogar y lugar. Empleando el acto de habitar como punto de partida, Argote a menudo trabaja con su familia, describiendo la experiencia del inmigrante como una experiencia transnacional, multigeneracional y en capas que se repite a través de recuerdos compartidos, traumas y aspiraciones. Para Argote, la arquitectura existe más allá de la estructura física; en el mito familiar, en las estructuras de clase, en las formas y como una huella que actúa sobre el cuerpo. Su interés en la forma de los espacios y en el diseño como lenguaje visual para la expresión se desarrolló en su infancia al observar los dibujos arquitectónicos de las casas que su padre quería construir.