ARCO 2020

Para esta ocasión proponemos un diálogo entre dos artistas de distintas generaciones de Colombia y cuya obra gira entorno a asuntos de identidad y territorio. Con este diálogo se presenta una idea de la cartografía desde el deseo y la memoria, y traza nuevas formas de comprender el territorio desde las experiencias de quienes lo habitan física o mentalmente.

La obra de Nohemí pertenece al terreno de la cartografía. Sus dibujos a gran formato donde concilia la historia de una región invisible y la naturaleza abusivamente salvaje, dan cuenta de un territorio que no pertenece aún a la geografía Colombiana. A pesar de abarcar un territorio del tamaño de Georgia, la selva del Catatumbo no hace parte de los mapas mentales de los Colombianos y solo aparece mediáticamente como escenario de las más tenebrosas dimensiones que conviven en la guerra en Colombia. Imágenes de familias desnutridas con la nevera a cuestas cruzando la frontera desde Venezuela, mujeres con el rostro de paramilitares tatuados a la fuerza en sus cuerpo, poblaciones indígenas mermadas por los grupos evangélicos y la eterna lucha por los sembrados de coca, se dan lugar en este territorio. El trabajo de Nohemí ofrece una lectura múltiple de este territorio y a la vez propone una voz poética que solo puede ser concebida desde el territorio mismo.

En el trabajo de Oscar Murillo se hace evidente un código simbólico que hace referencia a la historia personal y colectiva de una región particular y conflictiva de Colombia, que de la misma manera que el Catatumbo, no hace parte del catálogo visual ni mediático de la contemporaneidad colombiana. La Paila es un poblado minúsculo en el Valle del Cauca, fundado para dar vivienda a los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar del ingenio Rio Paila, de eterna propiedad de la familia Caicedo. La comunidad que vive en La Paila desciende de las personas traídas contra su voluntad desde África y fueron esclavizadas. A pesar de que los ingenios se han modernizado y las condiciones de los campesinos han sido estandarizadas, las múltiples realidades que se entrelazan en esta región tampoco han sido visibilizadas. La obra de Murillo, entendida dentro del contexto de la Paila, ejerce una función paralela a la del trabajo de Pérez en la medida que ofrecen plataformas sincréticas que permiten entender regiones ignoradas desde el campo del arte contemporáneo.