SP arte

Manuela Viera-Gallo

RESISTENCIA es el concepto final de una trilogía, que comienza con Sociedad Anónima, seguida de Clandestina de la artista Manuela Viera-Gallo (Chile, 1977). Con una narración subjetiva,la artista reflexiona sobre la efervescencia de la fisura a como síndrome ambivalente y motor de cambio en nuestro tiempo. Remitiendo a una pulsión de nuestra sociedad. Al igual que celebra lac onstante búsqueda por el equilibrio entre derechos, igualdad y justicia. Dejando en claro que este no es un camino progresivosino como Sísifo, de continuos y diversos comienzos.Desde hace 10 años en más de 80 países se han producido masivos movimientos de protesta, Latinoamérica no es una excepción. Chile se ha visto sacudido por manifestaciones estudiantilesdesde el 2011, una y otra vez han salido a las calles de las principales ciudades luchando por una educación gratuita y de calidad.Los estudiantes cuentan con abrumador respaldo ciudadano,demostrado en las urnas, sus principales lideres triunfaron en las últimas elecciones Parlamentarias. Entre ellos, Camila Vallejos, la figura más conocida de la protesta juvenil.En Brasil también han tenido lugar movimientos de jóvenes en las calles contra la corrupción y demandando mejores servicios públicos en la salud, la educación y los transportes, así como un mejor uso de los recursos públicos. Y continuamos con las voces de protesta que se escuchan desde Colombia, Argentina y recientemente agudiza a Venezuela.En gran parte de los países de América Latina ha habido paralelamente un despertar de los pueblos indígenas, que claman por el fin de la exclusión social y la discriminación. También lo hemos visto en otras latitudes: la primavera árabe, Ucrania, India, Tailandia. Y Siria en llamas. Es la primera ola de resistencia en la globalización del siglo XXI cuyos protagonistas son los jóvenes urbanos de la nueva generación. No los anima una utopía como en 1968:demandan que se hagan realidad las promesas incumplidas de la democracia. Se pensó que luego del derrumbe del Muro de Berlín, la sociedad sin los meta relatos nacidos con la modernidad caería en un letargo que algunos calificaron como “el fin de la historia”. América Latina no se dormiría después de haber conquistado la democracia y derrotado el tiempo de la sangre de las dictaduras